Resbaladilla de Felicidad.

Hace ya muchos días que tengo ganas de escribir, incluso he entrado al blog para escribir alguna entrada, pero a la segunda o tercer línea decido mejor no hacerlo. Tal vez es por esa costumbre que tengo de escribir poesía, o algo parecido, almenos cosas que tengan estructura. No soy mucho de esos que cuentan lo que les ha pasado, o lo que está pensado. Menos de esos reflexivos que sacan algunas conclusiones después de situaciones diversas, Ok, si lo soy.

Creo que por lo anterior estoy aquí. Hace días llegué a la conclusión, a mi propia moraleja de vida, en la que si te das cuenta que eres feliz, entonces tienes más probabilidad de que se termine, en cambio si la felicidad pasó y duró mucho tiempo te das cuenta mucho tiempo después que estuvo ahí y que no lo supiste mientras existió. Que alguien me diga si esto no es así, estoy seguro que si.

Hace tiemnpo leí una historia que al final de cuentas hacía ver a la felicidad como una resbaladilla, en la cual todos, todos estamos formados durante toda la vida, esa resbaladilla que tiene una fila enorme, tan enorme como el tiempo, tan inmenso como una vida. Tarde que temprano nos toca aventarnos, deslizarnos por esa resbaladilla, a los más afortunados la sensación les dura algunos años, otros miserables apenas si pasan por ella en cinco, si, sólo cinco minutos o menos.

Para después, si, como es obvio, volver a formarse en espera de lo que nunca sabes cuando va a llegar.

También por aquél tiempo en que leí esa historia tuve un momento de felicidad que llegó súbitamente, sentado en la facultad sin hacer nada, y luego, también de modo instantaneo sucedió algo que terminó con ella en menos de lo que duró. Por eso mi moraleja y mi conclusión que les digo, es mejor no darte cuenta que eres feliz. Tal vez solo serlo.

Y escribir me relaja y me hace sentir bien, por eso lo he hecho.

Saludos queridos amigos.